viernes, 20 de marzo de 2009

Triste aniversario: John y Yoko

Siguiendo con el tema Beatle que tratábamos ayer, hoy se cumplen cuarenta años de uno de los sucesos que, a mi juicio particular, causaron su ruptura: el matrimonio de John Lennon con Yoko Ono.

Antes de entrar a hacer cualquier valoración sobre el hecho, tengo que hacer una aclaratoria. Bien es sabido que entre los fans de los Beatles suele haber una sana disputa en cuanto a la dupla Lennon-McCartney. Quienes están a favor de Lennon aseguran que es el verdadero autor de las letras y de que fue un prodigio musical desde su infancia, además de catalogarlo como el alma del cuarteto.

Por su parte, los pro-McCartney ensalzan la calidad musical (tanto en composición como en ejecución de la guitarra bajo) de Paul y rechazan el ego que, asegura, rezumaba siempre Lennon.

Tras esta explicación, he de aclarar que me encuentro en el segundo grupo: McCartney me parece, no sólo más solvente musicalmente, sino simplemente más simpático que Lennon. Tal simpatía me hace ser aún más reticente y culpar (como muchos fans) de la separación del cuarteto de Liverpool a quien fue la segunda esposa de Lennon: la misteriosa artista plástica Yoko Ono.

Artista conceptual de los años sesenta Yoko Ono entró oficialmente en la vida de Los Beatles al casarse con Lennon en 1968, cosa que molestó mucho a Paul, George y Ringo y aceleró la ruptura del grupo, tras el experimento de Magical Mistery Tour (1969) impulsado por Paul.

Sin embargo, ya desde ese momento, los rumbos de los cuatro integrantes de la banda empezaron a separarse, a instancias (sin duda, a mi juicio) de la propia Ono, que envolvió a Lennon en proyectos personales que conllevaron a la separación del grupo en 1970.

Así pues, para mí, el día de hoy es un aniversario del comienzo del fin de Los Beatles, por lo que no hay mucho que celebrar...

jueves, 19 de marzo de 2009

Los Beatles... Simplemente EL CUARTETO

"Que hablen de mí, bien o mal, pero que hablen". Ésa parece ser la máxima que sigue al más grande grupo de la historia del Rock n' Roll y a uno de los mejores del mundo: Los Beatles...

Dos tendencias contrapuestas se confrontaron hace pocas semanas en torno al mágico cuarteto de Liverpool, autor de clásicos como Eleanor Rigby y Help. La razón fue la creación de un M.A. in Beatles and Popular Music en la Universidad Hope de Liverpool... Es decir: un postgrado para estudiar la música de John, Paul, George y Ringo desde un punto de vista académico y musicológico...

Evidentemente, esta atrevida iniciativa no carece de también atrevidos detractores: apenas pocos días después, un David Fowler, un académico de la Universidad de Cambridge calificó a Los Beatles de "una representación de los intereses de la juventud, como lo fueron las Spice Girls en los noventa".

Particularmente disto de la opinión de este profesor por cientos de razones. Aparte de la fugacidad de las Spices (su éxito se limitó a dos o tres discos y a múltiples escándalos, mientras que más de una docena de LP's fueron el legado del cuarteto de Liverpool a la posteridad), es indudable que en sus diferentes fases (desde la más romántica y comercial hasta la más psicodélica, los Beatles dieron cientos de aportes a la música popular contemporánea.

En lo armónico, por ejemplo, introdujeron progresiones y acordes muy poco ortodoxos pero que crearon números inolvidables como "Michelle".

En lo lírico, le cantaron al amor en la mayoría de sus canciones, pero tocaron cientos de otros temas: la soledad (Eleanor Rigby; Help...), la política (Back to the USSR), las discriminaciones (The Fool on the Hill), la amistad (With a Little Help Of My Friends)...

Por último, crearon riquezas melódicas e instrumentales únicas... ¿Qué beatlelómano no recuerda, por ejemplo, el arreglo de cuerdas de Eleanor Rigby? ¿O la frescura que le daba a "Should Have Known Better" la armónica tocada por Lennon?

Todos estos factores convierten a Los Beatles en un objeto digno de estudio musicológico, más allá de las preferencias personales de cada quién... Así que "Shake it out, baby...!!!"

martes, 17 de marzo de 2009

¿Qué hago aquí?

Esa cantidad de tutoriales para ser un mejor bloguero (como si hubiera una receta para eso) que circulan en la red por todas partes suelen coincidir en al menos un punto: al inicio del blog es necesario un post que explique su esencia, su razón de ser, su naturaleza…

Aunque considero esta “autodescripción” como algo sumamente pavoso (y no lo he hecho en ninguno de mis otros blogs (Historia, no prejuicios y Del amor y otros demonios), en este caso haré la excepción por varias razones. Primero, porque abrir este blog personal fue una decisión que tomé después de varios años de cavilar (por razones que no voy a explicar aquí, y como lo evidencia el primer post de este blog que data de al menos seis meses atrás). Segundo, para que quienes me lean (muy probablemente mis amigos y gente más cercana) no diga: “Otro blog más de David ¿Para qué?”. Y tercero (Last, but not least), para yo mismo asumir que finalmente ABRÍ MI BLOG PERSONAL!!!

Así pues, ¿por qué este blog?

1. Para poder finalmente escribir de lo que se me pase por la cabeza, sin tener que darle mucha forma ensayística o literaria y sobre cualquier tema: desde profundidades periodísticas hasta cotidianidades, pasando por algunos de mis hobbies: música, literatura, aviación…

2. Para poder agregar toda esa cantidad de widgets propios de un blog personal y que no se pueden agregar en espacios más “profesionales” como mi blog sobre Oriente Medio. No sólo relojes y estados del tiempo, sino estaciones de radio, badges de Twitter y Facebook, etc., etc… En una palabra, para terminar de integrarme definitivamente a la fulana Web 2.0.

3. El punto anterior también incluye la cantidad de quizzes y "memes" que circulan por la red bloguera y que nunca he podido integrar a mi actividad en la 2.0 por lo "serio" de mis otros dos blogs.

4. Para poder compartir un blogroll más plural que el que uso en Historia, no prejuicios.

5. Si queremos seguir buscando razones, siempre es emocionante crear un blog nuevo, empezar a rellenarlo desde cero, colocarle perolitos e incorporarlo a las bases de datos de blogs... (Creo que es una emoción similar a cuando el niño Jesús le traía a uno el último cuaderno de colorear de las Tortugas Ninja y en el regalo siguiente que uno abría había una caja de 24 Berol Prismacolor)

Cuando empecé a escribir este post creí tener más razones, pero por ahora creo que estas son las más poderosas. Pero me he prometido no escribir largo en este blog. Así que… SIMPLEMENTE A ESCRIBIR Y BIENVENIDOS!!!

domingo, 14 de septiembre de 2008

Ángel del Bronx asaltado en Plaza Venezuela

Había matado el calor del mediodía dominguero con un Nestea comprado en Subway que había tomado en la plaza La Castellana, sorbo a sorbo, mientras veía a los viejitos paseando a sus perros y descansaba de la extenuante jornada del Cambalache de libros organizado por Relectura.

Pese a la cantidad de gente y la estrechez de la zona de la Plaza de Chacao donde se había llevado a cabo, yo estaba satisfecho: había salido de mi casa con 11 libros, en su mayoría repetidos o sin ningún valor literario (como uno de Lair Ribeiro), y volvía con 12 ejemplares, algo ajados, pero diversos y valiosos, entre los que me enorgullecía de haber conseguido las Memorias de Albert Speer (el arquitecto de Hitler) y una edición de la extinta Oveja Negra de Los versos del capitán, de Neruda.

Con la pesada mochila llena de libros a cuestas –hay que ver lo que pesa el papel– iba pensando en dónde guardarlos al llegar a mi casa, cuando una cuadra hacia adelante vi que subía hacia mí un hombre de color, no muy mayor con sueter de Mickey Mouse. Instintivamente, actué como lo hago cuando hya pocos transeúntes en una calle y consigo gente que me parece sospechosa: girar un poco en diagonal, a fin de evitar un posible encuentro con el extraño.

Aunque inicialmente lo logré, me abordó con la frase de iniciar conversación por excelencia de un angloparlante perdido en el extranjero: "Do you speak English?".

Decidido a no detener mi marcha, me limité a ignorarlo con una excusa. Pero las clases de inglés de mi temprana primaria, aunada a mis cursos gramaticalmente correctos en el CVA, hicieron que saliera de mi una respuesta gramaticalmente ultracorrecta (también por instinto): "No, i don't".

Evidentemente estaba mintiendo, y el hombre se dio cuenta e insistió en buscarme conversación, preguntando el por qué de mi prisa y de mi negativa inicial, y lamentando la discriminación racial que ha percibido en Venezuela.

Por alguna razón su reclamo me pareció injusto y me detuve, mientras él se acercaba Aún temía: esos encuentros casuales con extraños en la calle preguntando información nunca me habían deparado sorpresas agradables. Tras excusarme en la inseguridad imperante en el país, el hombre me pidió disculpas y se mostró extrañado por mi paranoia. "Mi ciudad, Nueva York, también es insegura, pero !Por Dios!, tampoco hasta este punto", me comentó, siempre en inglés con toques de jerga del Bronx que ahora entendía: era un neoyorkino.

Le expliqué que se encontraba en una de las zonas más segiras de Caracas (Plaza Altamira), pero que no toda la ciudad era así. Mi advertencia, sin embargo, le llegó demasiado tarde: ya había sentido la inseguridad en su propio pellejo. Y no sólo la inseguridad: también la discriminación y el racismo que esa inseguridad parece haber generado.

Así supe que se llamaba Angel, que es profesor de Historia en Nueva York, demócrata y partidario de Obama –como era de esperarse– y que investigaba no se qué cosa relacionada con el racismo en el país. Me comentó que hace dos días lo asaltaron en Plaza Venezuela y que necesitaba dinero para regresar a Puerto Cabello, tampoco entendí por qué. Se le había hecho muy complicado pedir ayuda, primero por el idioma, y segundo porque todo el mundo reaccionaba como reaccioné yo inicialmente: huyendo de una persona de color que se aproxima en actitud potencialmente amenazante.

Tras haberlo ayudado con lo que pude de mi mermada recién cobrada quincena, volví a casa con esa desazón de no haber hecho lo correcto, pese a la despedida de Angel.

"Gracias por abandonar los prejuicios y seguir tu instinto" me dijo, antes de continuar su camino hacia Altamira, a la espera de que pasara el tiempo para poder volver a su vida normal de profesor. Una vida que, como tantas otras, había sido alterada por esa hampa que a mí me había hecho dudar de él.

Ojalá pueda regresar a Puerto Cabello.